En la gestación subrogada, cada decisión médica y ética tiene un gran impacto. Una de las más importantes dentro del proceso de fecundación in vitro (FIV) es determinar cuántos embriones transferir al útero de la gestante. En el pasado solía ser habitual transferir dos o más embriones para aumentar las posibilidades de embarazo, pero hoy la medicina reproductiva ha avanzado y la recomendación internacional es clara: optar por la transferencia electiva de un solo embrión (SET, por sus siglas en inglés).
La razón principal es cuidar la salud de la gestante y del futuro bebé, reduciendo los riesgos que implican los embarazos múltiples, en especial los gemelares. Aunque para muchas familias la idea de tener gemelos pueda resultar ilusionante, en el marco de la gestación subrogada supone un escenario con mayores complicaciones médicas y, por tanto, poco recomendable.
Un embarazo gemelar supone una carga mucho mayor para el cuerpo de la gestante subrogada y conlleva riesgos que no deben pasarse por alto. Entre las complicaciones más habituales se encuentran:
En el contexto de la gestación subrogada, donde la mujer gesta por otra familia, proteger su bienestar es una prioridad absoluta. Proteger a la gestante de un embarazo de alto riesgo es una decisión que responde tanto a la mejor práctica médica como al compromiso ético del proceso.
Los bebés que llegan al mundo a través de embarazos gemelares suelen enfrentar mayores vulnerabilidades desde el inicio. Entre las más comunes se encuentran:
En el contexto de la gestación subrogada, donde los padres intencionales han depositado tanta ilusión y confianza, estas complicaciones no solo representan un desafío médico, sino también una carga emocional y económica considerable.
La transferencia electiva de un solo embrión (SET) es hoy una práctica médica avalada por la evidencia científica y respaldada por organismos como la ESHRE y la ASRM. Los avances en cultivo embrionario hasta blastocito y en vitrificación permiten que un solo embrión seleccionado ofrezca tasas de implantación comparables a las de transferencias múltiples, pero sin aumentar riesgos para la gestante ni el recién nacido.
Si la primera transferencia no resulta exitosa, los embriones vitrificados pueden utilizarse en ciclos posteriores, garantizando altas tasas de éxito acumulado. Con ello se reducen complicaciones obstétricas y neonatales, priorizando tanto la seguridad de la gestante como la salud del bebé. En gestación subrogada, la SET se confirma como la opción más eficaz, ética y responsable.
En gestación subrogada, la prioridad es la seguridad. Aunque la idea de un embarazo gemelar pueda parecer atractiva, los riesgos médicos, éticos y legales son demasiado altos. Por ello, los especialistas en reproducción asistida y las clínicas de referencia recomiendan de forma consistente la transferencia de un único embrión.
Esta estrategia ofrece un equilibrio responsable: maximiza las probabilidades de éxito, minimiza los riesgos y garantiza el respeto hacia todas las personas involucradas en el complejo y delicado proceso de la gestación subrogada.